Ha muerto Karl Malden

karl Malden, un rostro peculiar
Ha muerto Karl Malden. Muchos no sabrán quién es por su nombre pero su rostro es inconfundible, eterno secundario en innumerables filmes era capaz de convertirse en protagonista cuando aparecía en escena. Hijo de emigrantes, tras curtirse en el teatro, medio que no abandonó nunca, comenzó su carrera de éxitos de la mano de Elia Kazan que le dirigió en varias ocasiones. Con Kazan rodó Un tranvía llamado deseo (1951), donde encarnaba al mejor amigo del personaje protagonista, Stanley Kowalski (Marlon Brando), papel por el que obtuvo un Oscar como mejor actor de reparto. A partir de ese momento su peculiar rostro aparecerá en películas que han pasado a la historia del cine como Yo, confieso, Baby Doll, La ley del silencio, El rostro impenetrable, El hombre de Alcatraz y tantas y tantas. Su rostro duro que dotaba al primer plano de intensos matices, dejaba traslucir personajes atormentados que acompañaban en el argumento a los personajes principales. El La ley del silencio plasmaría un enorme papel como sacerdote que incitaba a dar el paso al personaje de Marlon Brando para que acuda a los tribunales a contar todo lo que sabe, poniendo en su boca los pensamientos de Elia Kazan (el cual acababa de declarar en la vergonzante comisión de Actividades Antiamericanas).

A finales de los sesenta y principios de los 70, tras rodar Patton tuvo algunas apariciones en el cine europeo, El gato de nueve colas, dirigida por Dario Argento, o esa extraña coproducción española dirigida por Antonio Isasi-Isasmendi, Un verano para matar. Y cuando parecía que su carrera entraba en declive abandonó el cine para protagonizar junto a un entonces joven Michael Douglas la serie Las calles de San Francisco (de 1972 a 1977) donde se metía en el papel de un veterano policía que tenía que enseñar al novato de turno. A partir de protagonizar esta serie sus siguientes trabajos serían ya para la televisión y sólo ocasionalmente volvería a la gran pantalla (Loca, de Barbra Streisand en 1987).


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La ley del silencio

Comentarios

  1. Un gran actor. Lo último que recuerdo de él es, revisando Patton, su papel de general que frenaba las ambiciones desmedidas del protagonista.

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  2. Grande, muy grande. Intervino en muy buenas películas como las que se citan o El arbol del ahorcado, Pasión bajo la niebla, Yo confieso, El gran combate... Incluso se atrevio a dirigir un título Labios sellados que interpreto él mismo junto a su amigo, otro de los grandes actores nortemaericanos, Richard Widmark.
    Una generación irrepetible... de un cine inolvidable.

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