Crítica Ajami

Escribe Gloria Benito
Cartel de Ajami
En la misma línea temática de Vals con Bashir, este filme plantea los problemas políticos, sociales y humanos enquistados durante los largos años que dura el conflicto palestino-israelí. Sin embargo esta película se ha realizado con actores no profesionales que también en la vida real sienten y padecen la violencia y el caos que impregna la vida de todos los habitantes de la zona: árabes, judíos y cristianos. Este hecho, y la técnica de rodaje con varias cámaras que captaban las reacciones y sentimientos de unos protagonistas que no conocían previamente el guión, tuvo como consecuencia que éstos se expresaran con la naturalidad y frescura propias de un relato muy realista, lo que juega a favor de la verosimilitud del filme. Con una estructura de episodios cruzados y una fragmentación del espacio que obliga al tiempo del discurso a avanzar o retroceder según convenga a la percepción del narrador, el adolescente palestino Nasri deja oír su voz como espectador de la tragedia y también como partícipe ocasional del inevitable conflicto. El destino fatal que decide el fin trágico de la historia y de los personajes que la pueblan es el resultado de una sociedad desestructurada por la guerra y los intereses de los gobiernos que condenan a sus ciudadanos a vivir la vida cotidiana como una experiencia en la que el instinto de sobrevivir o de buscar justicia y venganza se impone a cualquier esperanza de futuro.

Ajami
Un suceso casual y arbitrario –la muerte de un beduino por el tío de Nasri- desata la réplica violenta del clan del muerto y una cadena de acontecimientos en los que Omar, el hermano mayor de Nasri, busca proteger a su familia mediante una ingenua incursión en las mafias de la droga, que no podía acabar de otra forma que no fuera violenta y fatal. Otra línea narrativa es la que relata el problema de Malek, otro palestino que cruza las líneas israelíes para trabajar como ilegal en el restaurante del cristiano Abu Elías, el protector paternalista de sus empleados siempre que éstos no perturben con su conducta la jerarquía y el orden social establecidos. También conocemos la tragedia de la familia del policía israelí Dando, cuyo hermano se encuentra desaparecido, y que irrumpe en las historias del resto de personajes para enfrentarse a ellos con terribles consecuencias. En resumen, un filme que muestra sin compasión ni concesiones las trágicas circunstancias en que vive una población castigada por la política agresiva y devastadora de los responsables políticos de tal desgobierno. Un ejemplo de objetividad y perspectivismo en el que se superponen todos los puntos de vista sin enfrentar posturas ni lanzar mensajes moralistas sobre quiénes son los buenos y los malos. Simplemente coexisten como en la vida real.

Ajami

Comentarios

Entradas populares de este blog

Crítica de Mi nombre es Khan

La Filmoteca. Programación del 3 al 8 de marzo de 2020

Crítica de Fama