Crítica Origen

Nolan y el psicoanálisis  1  2  3  4  5 

Escribe Ferran Ramírez




Bien parece que no hay película de acción que se estrene estos días lo suficientemente válida si no viene firmada por Christopher Nolan. El realizador lo ha vuelto a hacer. Vuelve a repetir una de esas propuestas que introducen al espectador en un alambicado rompecabezas de secuencias, imágenes e ideas y lo catapultan a su personalísimo universo plagado de fantasmas, personajes de doble rasero y una impronta visual imbatible. Ya desde la secuencia de apertura, Nolan deja claro quien está detrás del objetivo, vertiendo una estética de la que parece que sólo él tiene la llave. Y es que Nolan está empeñado en demostrarnos que es un gran ejecutor de la cámara y su república.

Después de su celebérrima El caballero oscuro era de esperar que su nueva operación algebraica causase sensación. Así ha sido, desde luego. Con permiso del feliz maridaje Disney-Pixar, Origen va camino de convertirse en uno de los fulgurantes éxitos de este lento verano, cinematográficamente hablando. Pero, qué es Origen se preguntarán los (pocos) que aún no la hayan visto. Tal y como sucedía en El truco final o Memento, Origen supone una arquitectura imposible dentro del mundo de los sueños. Se trata de una construcción casi inabarcable de la duermevela de sus protagonistas.

Apoyada por un reparto excepcional, Origen propone la idea de que los sueños pueden ser penetrados por otros y, como tales, pueden ser manipulados. Parece como si Nolan haya ideado una enciclopedia onírica, basándose en las teorías psicológicas que circulan sobre los procesos mentales del subconsciente o los modelos conductuales del individuo. Además, le añade su propia cosecha, inventándose unas leyes sui generis sobre el mundo de las emociones soñadas. El filme supone todo un manual de instrucciones sobre el mundo de los sueños que los protagonistas se ven obligados a explicar para que el espectador se aferre a unas mínimas ideas que sirvan de base para seguir su trazado argumental. Origen constituye, pues, toda una unidad temática, metalingüística y formal que se adentra en la mente de unos personajes desconocidos para arrojar un filme de acción trepidante e innovador.

Porque no nos dejemos engañar pese a las apariencias de sublimación que pretende la obra. Estamos ante una action-movie al uso, pero eso sí, pasada por el tamiz Nolan, quien la dota de un sentido vigorizante de la acción y de unas secuencias impecables que seguramente permanecerán en el imaginario colectivo. La secuencia en la que Ellen Page contempla cómo una ciudad se doblega sobre sí misma, o la secuencia donde asistimos a una persecución pero con el añadido de tener que estar lidiando contra la gravedad, bien merecen un reconocimiento inmediato. Todo ello envuelto en un empaque visual espléndido para construir esa cárcel de recuerdos de la que supuestamente no puede escapar su protagonista, un espía corporativo que vive traumatizado desde el suicidio de su esposa.

Pero Nolan promete más de lo que finalmente ofrece. Quizás le sobrarían algunas pretensiones intelectuales para quedarse como lo que finalmente resulta ser, un divertimento en forma de puzzle complejo e hiperbólico pero, eso sí, modelado con un prodigioso montaje, un reparto más que afortunado (veánla en V.O.S.E., por favor, el doblaje español es sencillamente espantoso) y un poder de imaginación desbordado. También resulta destacable que, pese a querer marear la perdiz mediante ese mundo de sueños dentro de sueños dentro de sueños..., Nolan logra mantener la coherencia interna de su relato pese a lo deslavazado de su intrincada, a la par que adictiva, trama.

Entonces, Origen ¿merece la pena? Absolutamente. ¿Decepcionará a los acérrimos seguidores de su director? Seguramente a algunos, y es que Origen bien podría ser la prima hermana de El truco final, otra obra que resultó grácilmente bien construida pero que se revelaba como una broma elevada al máximo nivel. Y es que Nolan es un prestidigitador de historia y secuencias. Como tal, su objetivo es que el público se crea su magia. Desde luego, lo consigue.

Comentarios

  1. Manipulador, mago de fería, engreido... así es si así os parece el señor Nolan, que en esta ocasión juega a Matrix junto a otra serie de referetes. Los entusiastas de Nolas deberán pensar por donde camina su ansia de ser otro, o casi, Spielberg. Pero eso imbuido por el don supremo de estar seguro que él es un dios (intatable) del cine. Su último juego es un número circense sin red. O sea que el trapecista está a punto de estrellarse aunque parezca (como el autobus del sueño primero de los varios sueños) que nunca cae. ¿Por qué soñar a ritmo de videojuego? Otros sueños son posibles. Sin tener, además, que someter al tormento (¿cristiano?) de la culpabilidad con la correspondiente redención. Cosas...

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  2. No sé realmente si está película es buena o es simplemente una petardada donde el director ni siquiera sabe lo que quiere contar. Lo fácil, sin duda, es plantearse todo como un sueño... De esa forma se evita cualquier problema para que la cosa tenga sentido. ¿O lo tiene?

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  3. Si esto, que es un simplón videojuegos, merece un 3 o críticas tan exaltadas, ¿que mereceran buenas obas actuales como La cinta blanca? No digo, películas tan poco "convincentes", quizá fastidiosas para espectadores actuales, como Ordet, Fresas salvajes, Peson, el eclipse, La aventura... o maravillosas aventuras, a lo mejor demasiado simples, como El jardín del diablo, Los que no perdonan, Avanti, El temible burlón, La mujer pirata...
    ¿Dönde se encuentra el equilibro?

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  4. No está tan mal como dicen algunos, tampoco tan bien... Para empezar no se entiende casi nada, es larga como ella sola, dentro de esta especie de muñecas rusas que es Origen... ¿Por qué del título? ¿El principio de todas las cosas? ¿De nuestro mundo? ¿Del de otros?
    La vida es real o tan solo imaginación de otros? Esto lo dijo, creo, bastante antes que Nolan. ¿Morir para empezar a vivir? Cuentos sentidos o sin sentido. Formas de embaucar. ¿Es eso el cine?

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  5. Tanto barullo para esto... Ni olvidate de mi, ni Mariembad, ni Matrix... Tan simple como tomar La vida es sueño de Calderon junto a la última película de Scorsese. Se agita todo bien mezclado. Resultado: Origen...
    En el Origen (de los tiempos) sería Nolan?
    Que no es el comienzo del cine

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  6. La proyección es un mecanismo de defensa a través del cual el individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o externo atribuyendo incorrectamente a los demás sentimientos impulsos o pensamientos propios que le resultan inaceptables o que le generan negación consiste en proyectar cualidades deseos o sentimientos que producen ansiedad fuera de sí mismo dirigiéndolos hacia algo o alguien a quien se los atribuyen totalmente lo dice el Freud que sabía algo de eso aunque no tanto como el Nolan según Dirigido así que aprender de una vez sobobos que os creéis que existís y no es así sois proyecciones o sueños y no sois reales sino virtuales que transitáis por el laberinto del jardín de senderos que se bifurcan repartiendo hostias a diestro y siniestro porque el hombre es malo si es real pero si es virtual ya es el recopón y la generalidad es la virtualidad vais al cine y creéis que veis una película mentira es un film virtual o una proyección o un sueño así que no habéis visto una puta peli en vuestra virtual vida porque todos estáis muertos y resucitáis virtualmente cuando algún hijoputa por supuesto virtual os quiere hacer una putada bien gorda que tampoco es real sino virtual con lo cual ya no es putada sino proyección o sueño lo que no quiere decir que en función de la proyección si no os gusta un edificio podéis hacerlo saltar por los aires pero no será real sino virtual porque os han soñado o bien un cerdo asqueroso que es virtual se ha introducido en vuestros sueños y os ha inducido a la destrucción apocalíptica de todo menos de la familia que es lo único que no es virtual sino real según Nolahausen y Leochaufsen que tampoco son reales sino virtuales y todo todo va a ser virtual y eso será grandioso por tanto no tenéis que rezar a un dios virtual porque ni él ni vosotros sois reales sino virtuales ya me callo porque he hablado sin permiso del Beckett cosa que me importa un huevo porque él como yo no es real sino virtual y es un sueño inducido y una proyección pero no olvidéis jamás cosa que no podéis hacer dada vuestra virtualidad que no sois sino cadáveres soñados y proyectados y además virtuales esta es la única filosofía verdadera y metafísica y no la que pensaban el Freud y Borges que eran tan virtuales como tu y como yo he dicho pero no todo ya que casi me olvido del matrix que tampoco era real sino virtual y la hicieron hermano y hermana decididamente subnormales y darme las gracias oh ingratitud humana mundo virtual soñado y desagradecido porque mi sabiduría no reconocida os hará comprender el origen del genio nolaniano y creced y multiplicaos que ya no tenéis diez años y además sois virtuales mutantes de los sueños proyectados e incrustados en vuestra inexistente sesera

    Lucky (personaje de "Esperando a Godot" que no utiliza signos de puntuación) opina sobre la película más imbécil en años

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