El ruido eterno, el siglo XX a través de su música

El ruido eterno

Robbie Robertson, el líder de la mítica banda de folk-rock The Band, comentaba en una reciente entrevista a propósito de su nuevo disco, su amistad con Martin Scorsese. Amistad que viene del documental The last waltz que Scorsese dirigió en 1978 sobre el último concierto de The Band y que reunió a los nombres más conocidos de la esfera musical de ese momento (Van Morrison, Clapton, Neil Young o Bob Dylan entre otros). Robertson ha colaborado con Scorsese como asesor o supervisor musical para algunas bandas sonoras de sus películas, entre ellas Shutter Island. Y para esta banda sonora Robertson comenta que utilizó el libro El ruido eterno de Alex Ross como guía para elegir aquellas composiciones musicales que aparecen en el filme.

El ruido eterno es un ensayo que repasa toda la música clásica del siglo XX. Desde los primeros años, con Mahler y Strauss, hasta los compositores minimalistas de finales de siglo. La tesis principal es reflexionar por qué los compositores se fueron separando del gusto tradicional y realizaron unas obras que no buscaban la comunión con el público. Ross traza un recorrido donde describe el paso de la música basada en la melodía al estilo atonal analizando los principales compositores. Por las más de 700 páginas tienen cabida todos los nombres importantes: Sibelius, Stravinsky, Shostakovich, Copland,Schoenberg, Boulez, Cage, Britten y un largo etcétera, relacionando siempre la música con los acontecimientos más importantes y turbulentos del siglo pasado: la prosperidad de los años 20, la gran depresión, el nazismo, la dictadura de Stalin, la guerra fría, los 60 y donde toda la música influye, desde la popular hasta el pop (The Beatles o The Velvet Underground).

Todo el libro está dedicado a la composición clásica pero dentro de ese análisis hay un pequeño hueco para las ocasiones en que los compositores o su música se acercaron al cine. Unas veces porque esa música con sabor antiguo se refugió en el cine, un lugar donde la melodía y la tonalidad era necesaria, y otras porque muchos compositores efectuaron trabajos o su música fue incluida en la banda sonora de determinadas películas. Así tenemos información muy variada sobre el mundo del cine.

Así aparecen muchos nombres como Copland que realizó la banda sonora del documental The city. Erich Wolfgang Korngol, conocido compositor europeo que llegó a Hollywood a mitad de los años 30 y donde se labró una exitosa carrera, aunque posteriormente su música fue tachada de romántica en un momento donde triunfaba la corriente dodecafónica y la música electrónica. O en el otro extremo del mundo la música de Prokofiev para las películas de Eisenstein (Aleksandr Nevsky, Ivan el Terrible).

Prokofiev Iván el Terrible

De esta música utilizada para el cine tenemos los casos de las composiciones de Richard Strauss o Ligetti empleados por Kubrick para completar las imágenes de 2001: una odisea del espacio, donde Ligeti se enfado con Kubrick pues utilizó sus composiciones sin permiso, aunque en el fondo siempre estuvo agradecido por la difusión que de su música hizo el director de Barry Lyndon. El libro termina con la corriente minimalista y postminimalista entre los que se encuentran diferentes nombres incluyendo a Philip Glass, analizado en el libro como compositor clásico, aunque todos sabemos que en los últimos años el autor de Einstein on the Beach ha realizado importantes trabajos para el cine (Mishima, Koyaanisqatsi, Las horas, etc).
György Ligeti
El compositor György Ligeti
En definitiva, un libro interesante sobre la creación musical en el siglo XX, su relación con los acontecimientos históricos y como es posible conectar las diferentes tendencias artísticas.

El ruido eterno.
Escuchar al siglo XX a través de su musica
Alex Ross
Editorial Seix Barral, Barcelona, 2009

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